NCP

No podía ser más evidente el ridículo que hizo. Su discursito -si se le pudiera llamar así-, fue una tarea de chiquillos de kinder. Y con seguridad los niñitos la hacen mejor.

No hubo nada que apreciar. Las mismas manidas cifras amañadas para tratar de mostrar lo indemostrable. Que el régimen narco-paramilitar y el imperio han derrotado a las FARC. Razón tiene Chávez cuando dice que ”si no los han podido derrotar en 60 años”, pues toca cambiar la estrategia de guerra por una estrategia de paz.

Pero no. El hombrecito, menguadito, más chiquitico de lo que es, estaba allí leyendo lo que le escribieron los amanuenses, porque no creo que él sea capaz de escribir eso.

Siempre con la cacofonía de siempre. Que si el ”terrorismo”. Que si el ”narcotráfico”. Que si la ”guerra”. Ningún planteamiento que se dirigiera a la solución de los ingentes problemas que padece el pueblo colombiano por culpa de sus políticas fracasadas. Tampoco ninguna palabra de aliento para Moncayito, que ya casi está que lo liberan las FARC, a pesar de que Uribhitler trata ahora de ”secuestrarlo” él.

Póngase a ver y verá. Los titulares de sus medios lo dicen. ”El gobierno permitirá que Moncayo recupere su libertad”. Uribhitler tiene ”secuestrado” a Moncayito y permitirá que vuelva a la libertad! Increíble! Pobre muchacho. Tuvo la desgracia de caer prisionero, capturado en combate, y el régimen al cual le sirve lo abandonó a su suerte. Claro, los ”moncayitos” son desechables. En cambio, los ”Uribe-Moreno” no prestan el servicio militar ni van a la guerra, al frente de combate.

Las ”palabras” de Uribhitler desnudaron su alma. Y su talante. Quedó como lo que es. Como un zapato.

En cambio, había que ver a Chávez. Inconmensurable! Hablando de Paz. Hablando de la salvación del mundo. Hablando y haciendo. Luchando como el guerrero que es contra la guerra. La madición del ser humano. La peste de todos los siglos.

Había que ver, también, a Gaddafi. A Evo, nuestro voz ancestral. En fin, verlos a todos nos convencía más y más que el pueblo colombiano no se merece cargar a cuestas a semejante infeliz.

La ONU vuelve a jugar y vuelve a desnudar el verdadero talante de los ”mandatarios” del mundo.